El concepto abstracto, en si mismo, puede perfectamente enmarcarse dentro de lo
incomprensible, lo extraño, la ambigüedad o lo ininteligible. Sin embargo, formas, espacios, colores y símbolos pueden no resultar tan lejanos a nuestra comprensión, en el preciso momento que llaman nuestra atención.
La obra de Krasimira Dimova que presenta Gal-Art (ronda O’Donell, 89 de Mataró) Sinphonia, obedece a la más estricta noción académica de lo abstracto: un lenguaje visual autónomo dotado de sus propias significaciones, que deja de considerar en general, justificada la representación figurativa, aunque con ciertos toques de romanticismo, no puede evitar verse trasportada a ella: Les bateaux bleus.
Su experiencia pictórica se remonta al año 2003, participando en algunas exposiciones en Francia y en Ginebra, especializándose poco a poco en decoraciones artísticas en hoteles, restaurantes y comercios. Su obra se enmarca en formatos medios y grandes, y su técnica suele ser el oleo s/tela, utilizando un pincel preciso y amplio, luminoso, al que no duda añadir otro tipo de instrumentación artística.
Dimova presenta una obra vitalista, con una paleta rica en contenidos y en conceptos cromáticos, la cual le permite huir de formas y arquetipos, apartándose de la realidad para mostrarnos un particular, diverso y onírico universo, invitando al espectador a sumergirse en profundidades inexploradas, como si de un océano se tratase, donde las formas de vida, unicelulares Le jeux du poisson desarrollan su particular existencia, en contraste con Sinfonía, una obra donde el dominio del color es absoluto, ofreciendo la indescriptible sensación de acariciar la música a través de potentes líneas de luz cromáticas.
Krasmira Dimova es de procedencia búlgara, y es importante a tener en cuenta este detalle, clave para comprender una visión pictórica de extremada riqueza visual, que curiosamente sólo los artistas del este de Europa saben expresar. Su formación, artística autodidacta – si bien dispone de amplios estudios en cuanto a la restauración y conservación de obras antiguas - también se refleja en su obra, no sólo por la temática, sino por ciertas faltas de equilibrio y planteamiento, que si bien no la eximen de originalidad, si demuestran ciertas imprecisiones y modificaciones en el momento de realizar la obra. Por ejemplo, De l’autre coté du loile, dispersándola de contenido Un secret o Une fete infinite, donde a pesar de la significación de la abstracción, la indefinición se hace patente.
No obstante, Dimova es una artista joven, llena de dinamismo, con ideas y con deseos de experimentación y evolución, que nos presenta una obra de extrema complejidad, reflejo de parte de su personalidad, lo que permite presagiar y desear, grandes y novedosas expectativas de futuro pictórico.
incomprensible, lo extraño, la ambigüedad o lo ininteligible. Sin embargo, formas, espacios, colores y símbolos pueden no resultar tan lejanos a nuestra comprensión, en el preciso momento que llaman nuestra atención.
La obra de Krasimira Dimova que presenta Gal-Art (ronda O’Donell, 89 de Mataró) Sinphonia, obedece a la más estricta noción académica de lo abstracto: un lenguaje visual autónomo dotado de sus propias significaciones, que deja de considerar en general, justificada la representación figurativa, aunque con ciertos toques de romanticismo, no puede evitar verse trasportada a ella: Les bateaux bleus.
Su experiencia pictórica se remonta al año 2003, participando en algunas exposiciones en Francia y en Ginebra, especializándose poco a poco en decoraciones artísticas en hoteles, restaurantes y comercios. Su obra se enmarca en formatos medios y grandes, y su técnica suele ser el oleo s/tela, utilizando un pincel preciso y amplio, luminoso, al que no duda añadir otro tipo de instrumentación artística.
Dimova presenta una obra vitalista, con una paleta rica en contenidos y en conceptos cromáticos, la cual le permite huir de formas y arquetipos, apartándose de la realidad para mostrarnos un particular, diverso y onírico universo, invitando al espectador a sumergirse en profundidades inexploradas, como si de un océano se tratase, donde las formas de vida, unicelulares Le jeux du poisson desarrollan su particular existencia, en contraste con Sinfonía, una obra donde el dominio del color es absoluto, ofreciendo la indescriptible sensación de acariciar la música a través de potentes líneas de luz cromáticas.
Krasmira Dimova es de procedencia búlgara, y es importante a tener en cuenta este detalle, clave para comprender una visión pictórica de extremada riqueza visual, que curiosamente sólo los artistas del este de Europa saben expresar. Su formación, artística autodidacta – si bien dispone de amplios estudios en cuanto a la restauración y conservación de obras antiguas - también se refleja en su obra, no sólo por la temática, sino por ciertas faltas de equilibrio y planteamiento, que si bien no la eximen de originalidad, si demuestran ciertas imprecisiones y modificaciones en el momento de realizar la obra. Por ejemplo, De l’autre coté du loile, dispersándola de contenido Un secret o Une fete infinite, donde a pesar de la significación de la abstracción, la indefinición se hace patente.
No obstante, Dimova es una artista joven, llena de dinamismo, con ideas y con deseos de experimentación y evolución, que nos presenta una obra de extrema complejidad, reflejo de parte de su personalidad, lo que permite presagiar y desear, grandes y novedosas expectativas de futuro pictórico.
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